Tuesday, March 24, 2020

Destino

Todos tenemos un destino final, un propósito, sí, el propósito que funda la filosofía (quien soy y para qué estoy aquí), pero este no esta en este mundo, el mundo físico, la caverna de Platón, sino en el mundo de las ideas del mismo autor, el mundo ideal, en la búsqueda y el encuentro del motor inmóvil de Aristóteles, (la causa de las causas), el destino final, la contemplación de Dios.

Tenemos según la cosmogonía judeocristiana y más bien cristiana establecida en la parábola de los talentos, dones que nos fueron otorgados y que tenemos la obligación de hacer crecer y entregar con frutos, pues nos serán exigidos al llegar ante el que nos los otorgó.

Recuerdo un fragmento del Príncipe Nazul que dice "...Vio un día a una mujer que se adornaba de cintas y de plumas y de brazaletes, mirándose en el agua y sonriendo, y fue y le dijo -Haces bien, porqué estas mejor así para quien te mira. Eres nacida para ser mirada. Todo lo que nace. Nace para algo. Tú, para eso.-

"Todo lo que nace, nace para algo"... pregunta básica, situación primigenia, duda filosófica. Ese algo, nacer para algo, no es en sí una finalidad para este mundo, es una finalidad más trascendente. la finalidad que nos identificará como partículas de luz, cuando todos seamos partículas de luz.

Así habrá quien haya nacido para la alegría y sea esta la que lo identifique al final y sea lo que se ofrezca al creador en su presencia, habrá quien haya nacido para el lucimiento, para el triunfo, para el amor.

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