Thursday, January 30, 2020

Renuncio

Me duele mucho saber que no soy amada,  es tal vez el síndrome del cachorro, que busca la aprobación y el cariño de los que lo rodean, querer siempre ser amada, o apreciada es una situación que no debería de confesar, quien quiere confesar tan básica situación.

Me recuerda la herejía del pelagianismo, que dice que son las obras  y las intenciones del ser humano lo que lo salvarán, cuando la doctrina dice que de hecho ya somos salvos y amados porque según la doctrina cristiana Dios nos ama y ya nos ha salvado.

Uno sin querer cae en hacer cosas con la secreta intención de provocar el cariño y el afecto, cuando en efecto la doctrina lo dice, lo que hay ya se ha dado, lo que no se da gratuitamente, es vano, es falso, lo que obtienes con dádivas y obsequios no es real y a la larga se demuestra su levedad.

Como el cuento de Tabubue, del libro Sinuhé el Egipcio, sobre la sacerdotisa de Bastet, que para yacer con un rey, le va pidiendo y pidiendo cosas hasta pedir que sus hijos mueran y sean destrozados por los perros para que los suyos puedan prevalecer.

Eso no es amor, es mercenarismo.

Pero también mendigar cariño no es bueno, no sirve, solo daña y daña  a las dos personas que participan, una por perder su dignidad, y otra por el fastidio de tener que soportar a un impertinente.

Renuncio, lo reconozco, ya me cansé de mendigar atención y cariño y de soñar.

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