de comida
A veces me gusta recordar la época de la escuela, vivir en un cuarto piso, trabajar en un segundo, acudir a diario a oficinas en de tres plantas, una escuela con 3 pisos y clases en cada uno, y caminar mínimo de 15 kilómetros diarios, sin contar los días de investigación, era fabuloso, las calorías, no existían, de hecho no existían, porque la dieta de los estudiantes fuera de casa, sin grandes ingresos, no es muy abundante, en cambio leía Juanita la Larga, comía con don Paco, trozos de carne de cerdo adobados tan grandes como puños, con Elizabeth Benet, venado asado -tan delicioso que no le hacía falta ninguna vuelta en el asador-, bebía ponche de vino del vicario de wakefield, o me perdía en la locura con el lobo estepario, probaba aceitunas y queso con Lucano, atragantandome con una comida mal preparada por Jo, (y por mi de hecho), que tiempos...
Eso de comer libros ya no se me da tanto
Eso de comer libros ya no se me da tanto
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